martes, 18 de septiembre de 2007

Con defectos muchos y de calidad

Se han percatado de la admiración que todos manifestamos cuando escuchamos cualquier historia de la vida real que refiera la lucha de un ser humano con limitaciones físicas, intelectuales o sociales que consigue “llegar” a la meta?. Llaman mi atención algunas publicidades que resaltan a personajes hoy destacados cuya historia comienza con notables dificultades que logran superar, todos los que las comentan señalan su admiración por ellos.
Pero con nuestros comportamientos reales de cada día demostramos que aquello que realmente admiramos es lo que llamamos “éxito” y, en términos generales no nos referimos al camino recorrido, siempre alegamos el resultado final.
Con lo cual, todo aquel cuya existencia consista en un esfuerzo por conseguir pequeños logros –o grandes según quien defina el éxito-, carecen de valor social si no “llegan” a aquellos parámetros que socialmente se consideran exitosos.
Razones de peso para no poner demasiada atención a quien es mas débil, porque tiene algún defecto: físico, desventaja intelectual o académica, demuestre tener pocos recursos económicos – o al menos no los suficientes para alardear -, o simplemente decidimos ignorar al gordito, al pequeñito, al que no tiene el cabello bien hidratado, al que no sea famoso que en general se traduce en presencia de imagen en medios, al que no se haya quitado las arrugas o se haya sometido a un entrenamiento que lo convierta en “bello” o casi “bello”, o cuando poco en atractivo (si no reúne TODAS las características descritas no puede acceder al adjetivo de atractivo).
Por eso, creo firmemente, que se convierte en una necesidad obsesiva el manejo de la imagen. Por razones obvias, la inmensa mayoría no cumple con todas esas cualidades con lo cual, mas nos vale desarrollar la imagen y mercadearla es fundamental, demostrando así que poseemos al menos muchas de ellas…..o en el mejor de los casos lo importante , lo mas importante, es ser capaces de hacerles creer a otros que las tenemos.
Me bajé de ese tren hace bastante tiempo, y cada vez que pasa por mi estación, me asusto, incluso confieso que eventualmente casi me engaña, afortunadamente, mis defectos me ayudan muchísimo (por su volumen y calidad), a centrarme en mi decisión de andar mas a pie, antes que subirme a ese tren del mercadeo constante y por demás quitándome energía que necesito para ser feliz cada día.

1 comentario:

victor silva dijo...

Realmente crees que te bajaste de ese tren ja ja ja
Marianel